jueves, 13 de febrero de 2014

El Diluvio Nuclear


 “Señor presidente, Primeros ministros, amigas, amigos: Esto no es un mal plagio del delirio de Juan en su destierro de Patmos, sino la visión anticipada de un desastre cósmico que puede suceder”.

Con estas palabras Gabriel García Márquez hace un llamado a la reflexión sobre la fabricación y posesión de bombas nucleares por parte de las grandes potencias, esto presentado en su discurso llamado “El cataclismo de Damocles”.

García Márquez hace una alegoría comparando la situación de aquél personaje cuyo único interés era el de la riqueza y los placeres, aquél en cuyo corazón solo podía haber lugar para la avaricia y la mezquindad; y la situación de la humanidad, la cual siendo la única dotada de raciocinio, no ha hecho otra cosa que dañar su propio hogar, hecho que se hace notorio en lo avances tecnológicos que se han ido presentando con el pasar de los años y cuyas consecuencias son tanto positivas como negativas.

En la actualidad, los hombres ya no buscan crear herramientas para “facilitar la vida” (lo cual se supone que es el único objetivo de la tecnología) sino más bien buscan crear un artefactos que puedan tener un gran impacto en el mercado. Pero no son estos asuntos lo que queremos reflexionar. Por ahora solo nos enfocaremos en el problema de las bombas nucleares y sus daños ambientales, y con esto tratar de determinar cuál es la causa del problema, no como una investigación en sí, sino a manera de reflexión.

Seguramente Leo Szilard y Albert Einstein, no estaban del todo conscientes del holocausto que podrían ocasionar sus teorías, que posteriormente contribuirían a la invención de la bomba nuclear. De haber previsto tales consecuencias seguramente hubieran abandonado atrás su proyecto (tal parece que el primero de éstos si lo hizo). Tan sólo las pruebas  de dichas bombas han causado daños irreversibles. Únicamente Estados Unidos realizó, entre 1945 y 1992, 1,032 ensayos de bombas nucleares. Se estima que alrededor del mundo han sido más de 2,000 en este mismo periodo.

Estos daños se ven reflejados en la contaminación de la atmósfera, mares y suelo.
Sabiendo esto, nos hacemos varias preguntas,  la principal: ¿Qué gana el hombre? Después de acabar con este planeta y haber fundado otro más, ¿Qué va a pasar?, se repetirá la historia? o tal vez hay que cuestionarnos si el hombre está consciente realmente de su lugar entre los seres vivos. En el mito de Prometeo, de Platón, es explicado (en una de tantas perspectivas en que puede ser interpretado el mito) cómo el hombre es precisamente el ser más indefenso de entre todas las especies, nuestra única “arma de defensa” es  el “fuego del olimpo” (la razón) que les fue robado a los dioses de Prometeo. Será por esa razón o en realidad el hombre es destructivo por naturaleza?.

Por su parte García Márquez pensaba que la creación de dichas armas son una prueba de la ausencia de la verdadera inteligencia, “La carrera de las armas va en sentido contrario de la inteligencia”.

En la actualidad, existe un sin número de películas, series, novelas, cuentos, etc. de apocalipsis zombies o invasiones que vienen a acabar con la humanidad y acabar con el planeta. Tal vez se escucha absurdo, pero en medio de esta situación guerras y disturbios no está por demás preguntarnos: Serán éstas historias, un adelanto de lo que nos espera, como afirma García Márquez? Será cierto, que de la vida en este planeta, sólo quedarán las cucarachas como vestigio?.

Sólo nos queda esperar, sentarnos en nuestras casas, fingir que no sabemos esto y continuar con nuestras felices vidas, (o nuestras aparentes felices vidas). O acaso existirá una solución a esto? Valdría la pena intentarlo, y una manera (no muy sencilla) es hacerlo mediante la educación. Tenemos que dar guerra a esas personas que contribuyen en la fabricación de armas y bombas nucleares. Sólo que nosotros fabricaremos seres humanos. Seres humanos con un verdadero valor de humanismo, que tanto falta hoy en día, seres consciente y reflexivos, y que éstos a su vez continúen con la fabricación y así, tal vez, en algún futuro seguramente lejano, habrá una solución. Una solución al tan posiblemente cercano diluvio universal. 


Integrantes del equipo:
Wendy Rebolloso
Cristina Ortíz
Andrea Gallardo
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